Reseña de Peter Pan y Wendy

Por

el

«Hasta entonces Garfio había estado convencido de que luchaba contra un salvaje, pero ahora le habían empezado a asaltar peores sospechas.

—Pan, ¿quién sois? ¿Qué sois? —exclamó roncamente.

—Soy la juventud, soy la alegría —contestó Peter, sin pensárselo mucho—. Soy un pajarillo que acaba de romper el cascarón».


Ficha técnica

  • Título original: Peter Pan and Wendy
  • Título en castellano: Peter Pan y Wendy
  • Autor: James Matthew Barrie
  • Traductor: Gabriela Bustelo
  • Año de publicación: 1911
  • Editorial: Austral

Sinopsis

«Todos los niños, menos uno, se hacen mayores, y todos llevaremos dentro nuestro propio País de Nunca Jamás. Al deslizarte en el país de los sueños, aún recordarás ese murmullo de las olas, aunque no vuelvas a desembarcar nunca jamás. Peter Pan se acerca demasiado a la ventana de Wendy, John y Michael, y después de pensar en cosas bonitas y maravillosas para subir por los aires y echarles polvo de hada para poder volar, salen como pájaros hacia las estrellas. Tras dos mares y tres noches, y de pasar de la oscuridad a la luz, y del frío al calor, llegan al País de Nunca Jamás». (Austral)


Reseña

Peter Pan y Wendy es la obra más conocida de J. M. Barrie (1860-1937), autor inglés de gran imaginación y sutileza. La conocidísima adaptación que realizó Disney en 1953 es maravillosa, pero me temo que simplifica o suaviza algunos aspectos del libro original. Aun así, logra transmitirnos unas impresiones bastante similares a las de la novela, cuyo tema principal es la confrontación entre la infancia (Peter Pan) y la adultez (Garfio). Wendy se hallaría entre ambas, ya que al inicio es una niña y al final una adulta.

En la historia de J. M. Barrie hallamos una fantástica mezcla de seriedad y humor: los acontecimientos son enternecedores, épicos y tristes; la manera de contarlos, alegre e irónica. Al igual que El Quijote, Peter Pan y Wendy es una novela que esconde mucha filosofía tras una capa de vivos colores. Como buena novela de aventuras, la lectura nos va a divertir muchísimo, pero también nos va a hacer reflexionar gracias al simbolismo de los personajes y la Isla de Nunca Jamás.

Peter Pan, Wendy y Garfio son los personajes de mayor carga simbólica. Peter encarna lo mejor y lo peor de los niños: es encantador y noble, pero también impulsivo y egoísta. Wendy no siempre acierta en sus decisiones, pero es más amable y templada porque, a diferencia de él, ha recibido el cariño y la educación de unos padres. Por su parte, Garfio es el adulto más cruel del libro porque ha perdido su niño interior y con él la inocencia; el equilibrio se halla, claramente, en Wendy.

El significado de la Isla de Nunca Jamás es más evidente: representa la infancia con toda su luz y fantasía, pero también con su oscuridad y temor. Nunca Jamás no es un país amable donde todos son amigos, sino un territorio salvaje en el que los piratas y los niños están en continuo enfrentamiento mientras acechan los indios, que terminan aliándose con Peter, y las fieras salvajes. Entre estas últimas destaca el famoso cocodrilo, que simboliza el tiempo y la muerte; de ahí que Garfio huya de él con tanta angustia.

Puesto que esta es una novela infantil, el autor esconde con bastante habilidad estas connotaciones gracias a su estilo poético, animoso y humorístico, lleno de observaciones agudas sobre la sociedad de la época y el carácter de los personajes. No describe profusamente la isla ni relata una gran cantidad de aventuras, sino que escoge muy bien lo que cuenta y lo adorna con su ingenio y sus memorables diálogos.

Hacia el final, la obra se vuelve todavía más interesante porque tiene lugar el enfrentamiento definitivo entre Peter Pan y James Garfio, además del regreso a casa de los niños. Cuando la lucha termina, sentimos un poco de tristeza porque Barrie ya no nos cuenta más aventuras de Nunca Jamás, Wendy debe despedirse de Peter y el tono se vuelve más crudo, pero comprendemos que todo es el reflejo de lo que ocurre en la vida real.


Valoración

⭐⭐⭐⭐⭐ (9)

Una vez más, la literatura infantil nos demuestra que a veces es más profunda e interesante que la adulta. No es fácil hablar del paso de la infancia a la madurez sin caer en los extremos de la insensibilidad o la desesperación; sin embargo, J. M. Barrie lo presenta de una manera muy atractiva, imaginativa y metafórica, dándonos a entender que el niño necesita al adulto tanto como el adulto al niño.

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